Solo quedan los botones
y una zanahoria seca
de nuestro
muñeco de nieve.
Apagaron, hace unos días ya,
las luces de los árboles.
Y las calles son más ásperas
más motosierra.
Las torres de alta tensión
se alejan
hacía un atardecer imaginado
cuando eres ciudad.
Y paseas y piensas que
las jaulas y las armas
las hacen los mismos.
Aquí todo se mezcla.
Todo se mezcla, amor,
no sé si bien o mal
como la piña en la pizza
como la alegría y la muerte.
Pronto florecerán los almendros.
Los días son más largos.
Y mañana escucharás
un nuevo canto de los mirlos.
Ayer vi el primer almendro en flor y escuché al mirlo entre el tráfico.
Algo es algo en medio de tanto asfalto y motosierras.
Besos
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Creo que la clave está en eso. En ser consciente de esos pequeños milagros de belleza que independientemente del lugar, por muy inhóspita que sea la ciudad, inundan todos los espacios.
Un abrazo Paloma.
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