Escribe en un minuto un poema que diga, que calle que lata en trece palabras que caiga como pétalos de cerezo que produzca hormigueo que flor de tilo y mares en furia y semillas creciendo. Escribe con sutura de doctor palabras que nunca se besarían que no sabes decir que solo rozas como brisa y aran su olor en la memoria y te hagan sentir que tienes alma. Escribe por ejemplo: He salvado un gorrión en un garaje. Cuando lo cogí me acorde de ti. Regué árboles en verano. Lo demás no importa.
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Árboles
Hasta que no vi el tamarix en flor a tu lad o. Y te hice una foto (inútilmente hago fotos) rosaconjuntada con él. Siempre había creído que solo era duro, recio y seco. Tampoco encontramos la encina que plantamos en invierno. Pero no importa. ¿Sabes que no te estoy hablando de árboles, verdad?
Los estorninos
Esta mañana
en el crepúsculo
todos los árboles eran contraluz.
Sombras chinescas del teatro de la vida.
De ellos, un concierto de estorninos despertaba.
Cien cantos mil cantos en cada rama
cantaban. Cantaban.
Y en un instante silencio.
Un silencio atronador.
Un silencio como de cafetera
en el bar (triste metáfora para un triste poeta).
Un silencio como de nieve.
Y después, en un momento, todas
las hojas de los árboles volaron
en forma de estornino.
Y el albor se hizo sombra.
Y el canto era ala.
Para luego nacer el sol –entre las hojas-
y de sus rayos
un plumón cayó leve.
Leve en intermitencias.
Leve como la alegría.
Y se posó en mi mano
sobre la línea de la vida
como los estorninos
en los alambres de espino.
26/08/21
Nuevo canto
Solo quedan los botones
y una zanahoria seca
de nuestro
muñeco de nieve.
Apagaron, hace unos días ya,
las luces de los árboles.
Y las calles son más ásperas
más motosierra.
Las torres de alta tensión
se alejan
hacía un atardecer imaginado
cuando eres ciudad.
Y paseas y piensas que
las jaulas y las armas
las hacen los mismos.
Aquí todo se mezcla.
Todo se mezcla, amor,
no sé si bien o mal
como la piña en la pizza
como la alegría y la muerte.
Pronto florecerán los almendros.
Los días son más largos.
Y mañana escucharás
un nuevo canto de los mirlos.