Despertar y entrar en otro insomnio. Cerrar los ojos, cierra los ojos. La espiral de sombras preñada de silencios se mueve se mueve como anguilas en la cesta. Cierra los ojos, cerrar los ojos. Después los dientes de gorrión o de león en los almendros. Crece irreparable la ruina. El eco efímero del estanque. Más de uno murió hermoso.
Hola
Triste
Casualidad
-Hola. -Hola. -¿Conoces el Enano Rojo? -¿Ha caminado un escarabajo en tu mano alguna vez? El Sulfato de Estroncio aflora en Granada. Lo llaman Celestina y es azul como también es azul el negro de la pluma del arrendajo. La encina existe gracias al arrendajo. Y entonces -sin querer- el dorso de su mano rozó el dorso de mi mano.
Triángulo negro
Gestos de cristal
peceras en personas haciendo gestos de cristal es un alivio ceder a lo imposible y flotar los cielos como las pequeñas hojas inconclusas colorean a un gato mestizo las azoteas labran con sutil segundo la caída de la gota esperando a que la pausa explote a que las huellas del viento habiten los bocetos que dejan en la tierra las hormigas
Monte de las Ánimas
Pájaros
de primavera en primavera de corazón en corazón busco horizontes la sombra de la sombra de un poema. la alcantarilla que se tragó mi reflejo pájaros. pájaros. recuerdos. no, no tengo recuerdos. solo el amor por los cerezos y el latir de mi corazón breve ( oquedad nívea ) mira la mandarina será dulce o no. y escucha -pon tu mejilla en mi pecho y escucha- soy los camiones de basura, los primeros cierres de los bares, el ruido sordo del autobús y una canción golondrina.
La caza
Camino

Palabras que no
Palabras que no. Abismo que deshoja la danza derviche ¿o es la herida que de nuevo huye con los animales pequeños? Caleidoscópicamente noche. El desierto (este es el título del poema pero se me ha colado aquí entre las llamas). Y la hoguera que palpita. Dejarse de ser uno –despacio- y desprenderse de la piel al fuego. El recuerdo de unos pasos de gato. (Silenciosas, estas palabras, han entrado por la ventana) Descalzarse entre las piedras y convertirse en arista que disuelve el sueño en insomnio con dolor. Aquí en Madrí la g´ente no quiere hacerse viej´a –dice A. Sombras de palabras (...) Ser, como la nieve, más delicadeza que frío.
Atardeces
y entonces atardeces y los ocres y los naranjas invaden tus ojos y algo se desgarra algo se escapa en ellos y quieres sostenerlos en una foto, un dibujo, un poema que inútilmente esboza qué inútilmente muerta la mariposa en el alfiler en ese reflejo de las estrellas en el pozo y entonces atardeces y los yoes y los naranjas invaden tus otros y algo se fuga en ellos quedando solo una cáscara vacía en la noche
La herida

Triángulo amarillo

Ciervo

Rielar

Una vez
La puerta

Intermitencias

A veces es mayo en ti. Y te lo cuento como abrir la boca en la lluvia. El agua vagabunda bajo las ramas zarandea el árbol en la plaza. Sus hojas escurren la luz. La farola se enciende y se apaga en la naturaleza inconsciente de si misma. Sus plumas, el viento, todo. La catedral rio entre mis dedos. Se escurre. La farola se enciende y se apaga.
La sed
