Suena el portero automático.
Y es verano.
Son las ocho de la tarde y
no espero ni
al cartero
ni
a un amigo
en este pequeño toque piiiii
¿Quién es? -pregunto
Y sólo se oyen
unas risas de niños corriendo
ji ji ji ji ji
Ha acabado el colegio
y todo huele a flor de tilo.
Ay, qué divertido era eso de llamar a los porteros automáticos y salir corriendo. Entonces no me fijaba en el olor de la flor de tilo, ahora sí.
Me encantan tus poemas.
Besos
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Muchas gracias. La verdad es que si lo piensas la felicidad es fácil. Besos.
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