En la Calle Polvoranca
he visto el hueco de mi antiguo colegio
y he pasado la lengua por el diente caído.
Y ya no sé
si
el Trompeta nos tiró piedras
de aquella manera tan rara
(como haciendo saltar la rana en los ríos)
o Don José,
me miró con su único ojo.
No estoy seguro
si me manché las manos al hacer presas
con el agua de lluvia -a las cinco alguna vez-
o si regresé a casa con los bolsillos llenos de piedras.
No. No sé ya si
en ese hueco
volé aviones, si mi mejor amigo se llamaba David o Ricardo
o aquella niña sonriente
y despeinada(mente) despeinada
me dio
mi primer beso.
Fotografía: Cesar Karras Poema: Manuel Alonso