La avioneta blanca

A veces me pregunto por qué no puedo.

Esa avioneta ya pasado dos veces por ese mismo cielo

o soy yo que me repito, me rebobino y me repito

en esta nada que no huele.

Vuelve a pasar la avioneta es blanca y vuela bajo.

Vuela al oeste;  vuela al atardecer aunque es mañana.

Vuela una paloma y se asoma al alero.

Por qué querrá estar aquí.

Pasa la avioneta blanca otra vez.

Creo que hace círculos.

Los buitres también hacen círculos buscando carroña.

Quizás soy yo que me estoy pudriendo.

La paloma ha encontrado una pareja: zurean –creo

que se dice así- y bailan también en círculos.

Pasa la avioneta blanca otra vez; esta vez

vuela más bajo.

Querrá aterrizar o morir o ya

habrá visto a su presa.

A veces me pregunto por qué no puedo.

Pasa la avioneta blanca otra vez.

Vuela al oeste.

Es casi un punto brillante entre las nubes negras

como una estrella fugaz.

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Imitación a la alegría

En mi pueblo

a las dos de la tarde

(todos los viernes)

frente a la puerta del Ayuntamiento

los gorriones y las palomas

vienen a comer entre pétalos de rosa.

Es una danza ritual

de silencio

interrumpida solo

por su picoteo leve…

algún gorrión protesta y pía

-a veces-

y se va volando

para luego, otra vez, el silencio

-como de nieve-

Qué serena y queda está la plaza ahora

y hace tan poco

la alegría

de la gente gritando:

-¡Vivan los novios!

-¡Vivan las novias!

novias

Rae y Leonard

cohen

Últimamente

una paloma me enseñó

a dejar caer el polen de la flor,

a llover suave

y menudo,

a mover las alas manteniéndote en el sitio,

a afinar los pensamientos…

Leonard Cohen me enseñó

los gritos agudos

y repetidos

de los perros cuando los maltratan.

Esto no es China –dijo

Nadie se lo va a comer.

Pero todavía

sigo sin encontrar

la palabra

que siento

cuando veo escrito tu nombre.

Ilustración: Leonard Cohen en "Libro del anhelo" de Editorial Lumen
mi droga secreta es la muerte/la tomo cuando te veo/y tú no me ves