Nacer

Arranca de ti la luna
y písala en cualquier charco.
Apaga su rastro y su ladrido.
Mengua los sueños;
busca las aguas más oscuras
y adéntrate en el olvido
como lombriz de tierra.
Rompe suave las noches silentes…
pronto se poblarán de sombras.
Cuida de las cenizas
como cuidas de las flores.

La luz se extingue.

Y desde la nada
volveremos a nacer.
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Nada

Nada

Vendo 10 kilos de nada

por 5 monedas de nada.

Lo vendo, si quieres, también en porciones;

al por mayor

al por menor

en minúsculas gotas de rocío.

Incluso en suspiros.

Mis estanterías están

repletas de nada.

Nada de todos los colores y de ninguno.

Nada de provecho: totalmente inútil.

Lo mismo que contar estrellas o granos de arena.

Lo mismo que este punto azul en cosmos

o cualquier poema.

También tengo cucuruchos

(adoro esa palabra) con sabor a nada

a esa nada que elijas íntima y única

mientras suena tu canción en silencio.

Gratis como un beso de madre.

Me acaba de llegar fresquísimo

contemplar una fila india de hormigas

(han dejado, incluso, un surco en la arena)

Tú decides.

Date prisa que me lo quitan de las manos.

Sin

Apaga la luz

resulta agradable estar solo

con las manos haciendo

sombras chinescas

en la nada.

Apaga la luz.

Los sueños acá son así.

Las cosas sin son así:

sin alcohol sin azúcar sin nicotina sin cafeína sin amor sin alma

sin nada.

Es algo como estar aquí queriendo estar allí

o

besar con los ojos abiertos.

Me refiero a hueco, a  fachada, a  escenario, a concha vacía, concha vacía que se clava en los pies, a dolor, a dolor por nada. Nada.

O cuando yo

voy en el coche al gimnasio para montar en una bicicleta estática.

O tú mirando a los ojos del móvil mientras me hablas.

Nada. Qué le vamos a hacer… las cosas acá son así

sin:

sin nicotina sin cafeína sin amor sin alma

sin nada.