somos encuentros imposibles palabras que no voces entre la hojarasca que susurran mimos tocándose invisibles pisarse en el charco donde también llueve tu nombre polillas alrededor de farolas ¿puedes mirar a un pájaro y salir indemne?
Archivo de la etiqueta: lluvia
como la primera vez
tan leve es mi corazón
deshabitado
convertido en piedra
y en silencio
tan leve huracán
duerme
junto a mí
con el abandono de las algas
y se injerta en las venas
y es ya todo naufragio
era verano y la ventana traía
la noche, el viento, los grillos y tu nombre
tu nombre escrito en los ríos
tu nombre como última sonrisa
refugio de pájaros, olor
a hierba recién cortada
tu nombre lluvia
y flor de tilo
donde los árboles aún
y las raíces no tienen memoria
y todo es
como la primera vez
Mi padre solía decir que la vida es riesgo
(A riesgo de empezar muy alto el poema) A veces la vida es eso:
Una niña se mira en un charco
y juega
a pisar nubes con sus botitas rosas.
Y luego se mira y mira
las nubes
-de cuclillas- las mira reflejadas
cómo pasan.
Otras veces (a riesgo de ser monótono) la vida es una anciana
que se sienta junto a la parada del bus a ver
pasar a la gente al sol -después de la lluvia-.
Y les mira y mira como si les conociera a todos
para que no sepan de su olvido.
La vida es injusta –me dice una amiga. Tenía solo
38 años y una lágrima y una nube en una iridiscencia suceden.
-No sé cuál es cuál-
La vida es agua –leo en una revista: Somos
un 80 por ciento agua (a riesgo de copiar)
que pasa rio -como dice Manrique- rio
hasta dar en la mar
que se pierde en el tiempo -como dice Roy-
como lágrimas en la lluvia.
Agua en un charco. Agua en un 80 por ciento nube.
Agua niña anciana.
Agua
Agua.
Desierto
yo quisiera remar a un desierto
a un estrecho paisaje húmedo y desierto
la lluvia tendrá el color de mi vestido
Poema: Sara R. Gallardo
Humus
Volveré a ti, madre.
Descansaré en tu vientre cálido
de luz
y leche dulce.
Volveré a ti
y podré devolverte al fin
parte
de lo que te he robado.
-siendo esta vez yo
el alimento y el poema-
Mamá, volveré a ti
y descansaré
del hombre,
de aquello que pesa,
y seré -alado-
entero contigo
en tus nubes, con el mar
y la lluvia.
La tormenta
La tormenta nos sorprendió
a todos
en la calle,
y sin querer nos encontramos
la lluvia, tú y yo
-bajo aquella terraza-
Me abrazaste.