Collage

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Me cautivan Querido y frenético Dámaso:

La ciudad que tú Las mujeres jóvenes Conociste fue víctima de la peste

Y los vivos Quizá demasiado jóvenes Son incapaces de enterrar

A los muertos (Puede en el límite de llamarse jóvenes )

Son ahora tres Y no es por la belleza Millones de cadáveres los que pudren Madrid

Que tú tenías De su piel o sus curvas Un Dios

Sin embargo O por la alegría que Nosotros lo vendimos O la inocencia de Hace tiempo

Por algo Ellas creen todavía Indiferente, anónimo, sucio

Que tiene En el amor sencillo como flor Forma de centro comercial

Y De campo Huele Absoluto y sin matices A humo

Y es naranja Que gira que gira que gira Farola

Y la soledad Por una mirada un encuentro

Las cucarachas En esta ciudad-abismo Salen de las alcantarillas

Corren hacia ti Y eso te hace sentir

Y el asfalto emana UN GIGANTE Tanto calor, calor

El infierno que está Como King Kong sosteniendo en su mano Dentro de ti

De tu ciudad A su pequeña Ann Darrow

De mi ciudad Imposible y bella

Que siempre Pero a pesar de todo amor Te persigue

Allá donde vayas Que te hace capaz de todo

Habrá una ciudad Por ella En llamas

Collage: Luis María Ortega Chamarro
Poema collage: Manuel Alonso
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El estanque

Entre sueños

he escuchado una canción que ya conocía.

Sonaba en mi cabeza sonaba

como olas.

Y al despertar,

antes de olvidarla, he ido al PC y la he buscado por si

tenían algo que decirme

unas letras de un mar que no cesa.

Hablaban de mí, cuando era joven,

cuando creía que era inmortal y todas

las personas a las que quería

también lo eran.

Cuando éramos

tan estúpidamente bellos y tiernos y

todo era nuevo y las heridas tan hondas.

Las risas.

Las traiciones.

El amor.

Cuando todo era posible

y el mundo se podía parar.

(Una tarde David, totalmente borracho, se metió en una fuente helada pensando que iba a aguantar su peso. El hielo se rompió y David se mojó hasta el cuello. De un salto –nunca he visto uno tan rápido- volvió al parque. Todos nos reímos hasta llorar. Mientras él, pedo y congelado, sólo decía “no sé cómo me he mojado tanto si ha sido entrar y salir”)

A los pies de este estanque canción

dibujo vuestros nombres en el agua

(David, Rosana, Chema…)

y descubro

que es mi rostro el que se borra

como las estelas de los barcos a los que prometimos embarcar

algún día

mientras vosotros

seguís ahí

divertidos –para siempre-

entre pipas, cartas y cerveza.