No existe

sin duda

ni se oye ni se ve

no existe

no existe nada

es hilo invisible donde memorias íntimas

se bañan de amor

singulares

y a la vez comunes

entonces despiertas

ser cualquier otro

ser cualquier uno

y  desvanecerse

y nacer

en piedra, en árbol, en río

donde en las junturas se mezclan

el yo y las cosas

y todo es relativo

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El dolor

cigarro

Y despertó

y no era la misma persona.

Los ojos ventanas del  Hotel Nadie

suelen hacer estas cosas…

Algo parecido a las agujas tranquilas

invisibles divergentes.

Hecho pedazos a medio

camino de un círculo perfecto

y una espiral infinita

-Sus otros yo-

Se quedó quieto y no estaba solo.

No estaba solo:

-¿Aún fumas?

-No ya no

-Pues lo harás

Y se apagó la brasa en el brazo

buscando la vida en

el dolor.

cuando se acabó el mundo

He soñado el mar.

Y he soñado

tu ropa interior  dispersa

en la cama.

A lo largo del pasillo

los pantalones, tu camisa, mi bufanda

flotando como islas náufragas

antes del hundimiento.

He soñado un mar.

Un “quédate” suspirado.  

Un “quédate aquí quietito”. Quédate

dentro

como si no existiera nada -dices.

Flotando.

Una nada juntos.

Un último sueño juntos

antes que se acabe el mundo;

y despertemos

y el olvido

se acuerde de nosotros.

Cierra los ojos y saborea

esta fresa –por ejemplo- y piensa

que es la última.

Cierra los ojos

y bésame

a lo largo del pasillo

 –antes que se acabe el mundo-

los pantalones, tu camisa, mi bufanda

como islas náufragas

a lo largo del pasillo…

–antes que se acabe el mundo-

bésame

bésame

bésame.