mi cabeza
es una pecera
donde los peces giran y giran
y giran locos.
alguien los echó de comer
alguien extraño
alguien
que siempre estuvo ahí –agazapado-.
(el otro día vi un gazapo / lo vi un instante /pasaba con el coche/ antes de salirme de la carretera/ y comprendí inmóvil/ el porqué alerta y frágil de esta palabra: como la vida/ es un algodón que huye/ entre pequeñas nubes de polvo)
mi cabeza
tiene forma de casco de astronauta
que mira las estrellas
(porque esa luz/ o cualquier luz/ puede ser una estrella que ya no existe por ejemplo)
que tiembla –como yo- y gira
y giran y giras alrededor
de la farola la polilla –apagada-.
las farolas, me refiero.
y el sol sale a ratos y esa luz
blanca como al nacer
nos ciega y la música en silencio y nosotros
obscenamente tristes seguimos
sin encontrar respuestas en la cocaína
y ya toca mirarnos
nuestras caras leprosas saliendo de la discoteca.
Poema del libro El secreto de Zelda Zonk