Imagina que pudiéramos
darnos un abrazo de espaldas
como si los brazos consiguieran
dar la vuelta.
Y pudiésemos juntarnos sin miedo…
Un abrazo, de esos,
que juntan dos corazones y dos cerezas y cierran los ojos
y hacen al tiempo denso.
Un abrazo que envuelva como líquido amniótico
y haga que inventemos
una palabra
que una
dos almas.
Algo así como almarados.
Un abrazo mamá.
Un abrazo ingrávido con tu mejor amigo -en el galeón pirata de la feria-
Un abrazo como el que me di con mi padre
cuando la selección ganó la copa del mundo.
¡Campeones del mundo!
Un abrazo como los de antes…
Imagina que
estas palabras son mis brazos
y estoy contigo
soy contigo
ahora.
Abrazados.
Almarados.