
Esta calcomanía
en la pared
que ahora me llega
a la rodilla
la pegué yo.
Casi puedo oler
freírse las patatas
de la tortilla
de la cena
de esas noches.
Las madres
nos llamaban a gritos
desde las ventanas.
Cinco minutos más… mamá.
¿A qué jugamos?
Todavía tengo la cicatriz
de la bici.
Está en la rodilla.
Es como una calcomanía.
Nostálgico y bonito.
Besos, Manuel
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Muchas gracias Paloma. El otro día fui a ver a mi mamá. El barrio donde me crié y crecí. Cuando vi esa calcomanía una tormenta de recuerdos me golpeó como gotas de verano. Leyendo tus relatos imagino que hemos tenido una infancia similar llena de esos momentos: jugar al rescate, ver la serie V, sentarse en familia con el 1,2,3…
Qué suerte hemos tenido…
Un abrazo.
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Qué hermoso, Manuel. Los recuerdos de la infancia, eso son. Bello, nostálgico. Hasta olí las patatas. Un abrazo desde mi isla.
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Muchas gracias. Es hermosísimo y una suerte tener esos recuerdos de felicidad. Creo que la infancia es la etapa más bella en el ser humano. Me alegra mucho haber podido compartirlos contigo. Un abrazo
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