A las ocho de la tarde aplaudimos
a las valientes
a los que ya no están
y a los que están
pero están solos… Aplaudimos
para animarles
para animarnos
para animar al vecino que iluminaba con su linterna
y parece que hoy no sale;
para que el bebé de la terraza de enfrente siga bailando alegre
al ritmo de las palmas;
y para que este trueno se llueve la tristeza.
A las ocho
de la tarde aplaudimos;
bueno, no es la a las ocho
(siempre empieza unos minutos antes)
es como si los dioses del tiempo fueran rocieros -pienso
y no pudieran esperar más
para saltar la verja
de nuestra soledad ventana.
A las ocho de la tarde aplaudimos
y las nubes pasan y los toldos se ondulan y los días se alargan
y las palomas vuelan asustadas
a las ocho de la tarde… te llamo
después del aplauso ¿Vale?
con mi agradecimiento infinito a los sanitarios
Dentro del horror era un momento bonito.
Me ha hecho gracia lo de los «dioses rocieros»
Besos!!
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Sí. La pena fue que se apagaran como una vela sin cera… sin un colofón final a la altura del trabajo descomunal de los sanitarios.
Conversación rociera:
– Pishaa que todavía no son las osho
– Da igual ya lo puedo más que sea lo que Dios quiera.
– Pishaa que nosotros somos dioses…
– Pues eso… Ea
Un abrazo 😉
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La poesía te llama a ser solidario un poema tiene que cavar conciencia en cada ser humano humano un abrazo desde Perú 🇵🇪 para y muchos éxitos
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Muchas gracias. Es Usted muy amable. Hay que intentar hacer conciencia desde la poesía. Le sese mucha salud y éxitos en estos tiempos difíciles de Covid. Un abrazo
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