Era ya tarde.
Sobre el muro niebla y lágrimas
y chinos viejos que fuman opio.
El metro pasa por la ciudad
dejando minúsculas gotas de rocío
que nadie ve.
Era ya tarde y tan discorde, por cierto,
con este mundo: una silla, un alma
y el chino -del que ya te he hablado-
fumando filosófico opio deja, en la esquina,
lo mismo que la puta deja.
-ya siempre huele a tristeza allí-
Era ya tarde. Y aunque la noche estrellada sea
parcialmente ceguera;
los enanitos lascivos siempre encuentran
cuartos oscuros donde llevar
a vuestros hijos.
Sí, a vuestros hijos,
a los mismos de “mi-hijo-nunca”.
Tan aparentemente inocentes.
Tan aparentemente vacunados
por sus papás reloj.
Revolcándose en la fariña.
Entonces: Las barredoras, los cristales rotos
hacen un último vestido de lentejuelas
que devuelve a casa
la basura.
Poema de El libro rojo
👏
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Muchas gracias 😉
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Cuánto dice…
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