El agua se da un banquete
con los hijos del sol.
Clavan sus caras en el horizonte
doradas cosas en el cielo.
Ignoran borrosos el azar.
Y poco a poco
la playa se llena
desnudos,
en silencio,
se llena
de verdad las orillas.
El blanco –casi rojo-
observa y tuitea expiando su culpa (ese aparato también lleva coltán):
Un hombre muerto en las playas #Cádiz #vergüenza #inmigración
Mientras otro, un culturista tatuado,
bestialmente,
se hace fotos con un bebé delfín
moribundo.
Poema de El libro rojo
Muy bueno, Manuel.
Somos de un cruel y un absurdo…no todos pero sí muchos.
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Gracias Paloma.
Hay que intentar hacer ver a todos que somos parte del problema y de la solución. Pero lo primero es eso… hacer ver.
Un abrazo.
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