Sí, ya sé que las hojas también se caen en primavera
y que no tuve la culpa cuando aquel gorrión
se tiró contra el cristal del coche.
Toc. Un golpe seco.
Toc.
Como esa llamada a deshora…
Sí, ya sé
que los días son más cortos
que empieza el colegio y los niños y el gris y el número uno
de la colección de cien y los cursos de inglés, francés , alemán,
chino mandarín , qué sé yo –Tienes que hacer algo con tu puta vida-
y los propósitos
de olvido o abandono…
Pero no, no es eso.
Se forma la tormenta
en una increíble ceremonia de belleza y destrucción
y la observas
sin remedio
como lo haría un árbol repleto de hojas
esperando.
Sabes que tú también algún día.
Y los charcos
tienen forma de furia y paz.
Y los torrentes mueren sucios en las alcantarillas.
Y las alcantarillas se ahogan
por las hojas secas los recuerdos secos.
Noviembre.
Todo se vuelve noviembre
como aquel beso en la frente y “adiós compañero”.
¡Adiós valiente!
¿Duele?
Pasa un hombre en silencio y se disuelve
como una nube de unos cuarenta
con tripa y camiseta azul
Souvenir de CAPRI
y te preguntas
–antes de que también entre en el edificio Frankestein-:
Si fue tan feliz allí
como para comprase un recuerdo azul
o alguien que estuvo
le recordó con cariño
o simplemente
fue
fruto de la casualidad
de una oferta en unos grandes almacenes.
Manuel! me ha gustado mucho. Un poema de los buenos, que toca muchos lugares distintos y bonitos. De tu mano vamos donde sea. Lo de los torrentes muriendo en las alcantarillas… genial.
Una abrazo.
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A mí también me ha gustado mucho. Echo de menos esas tormentas de noviembre y los charcos con forma de furia y paz.
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Precioso homenaje al dolor, a la pérdida, al valor… Gracias por las palabras que nos arrancan lágrimas de los ojos.
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Bravisimo poema, directo a la tristeza, cargado de luz. Un abrazo, maestro.
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Dolor, amor, valor. Es un valiente como tu, y yo soy muy afortunada, afortunada por teneros a mi lado.
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